DOLOR POR EL NERVIO CIÁTICO
En la actualidad, probablemente muchos de nosotros hemos sufrido en algún momento de nuestra vida un constante dolor lumbar que descendía por la pierna como una corriente eléctrica, sin pararnos a pensar qué emociones estaban ocultas tras ese dolor. Es cierto, que el nervio ciático puede dañarse por un sobresfuerzo físico, pero si nuestro cuerpo estuviera equilibrado energética y emocionalmente, no sufriríamos tal lesión. A continuación, pasaremos a indicar las emociones que se suelen relacionar a esta dolencia
Significado emocional
Fuente: Jacques Martel
El nervio ciático empieza en la parte lumbar (parte inferior de la
espalda) de la columna vertebral; atraviesa la nalga, el muslo y la pierna y baja
hasta el pie. El dolor sentido me paraliza. Puede que el dolor se manifieste
más en una pierna que en otra. Entonces estoy preocupado financieramente. Si
mi pierna derecha está afectada, quizás es porque tengo miedo de carecer de
dinero y de no poder hacer frente a mis responsabilidades en lo que a mí
respecta. Si el dolor se sitúa en mi pierna izquierda, mi falta de dinero puede
intensificar mi sentimiento de no poder darlo todo, en el plano material, a la
gente a quien amo. Temo que su amor para mí esté afectado. Me hago
ilusiones, me creo muy espiritual y desapegado de los bienes materiales (una
especie de hipocresía). Sin embargo, el miedo a carecer de dinero me
persigue y me vuelve muy ansioso. Trabajo mucho, tengo grandes
responsabilidades y, a pesar de todos mis esfuerzos, siento a pesar de todo
ciertas dificultades financieras. Mi cuerpo se pone rígido: me siento pillado.
Me vuelvo constantemente a cuestionar. ¿Qué es lo que no hago? Poseo los
conocimientos y el talento necesarios para hacer frente a una nueva situación?
Mi inseguridad me lleva a rebelarme. Estoy rencoroso contra la vida. Llego
a desarrollar un sentimiento de inferioridad. Puedo rehusar “doblarme” delante
de alguna persona o situación. Insidiosamente, la agresividad se instala y mi
comunicación con los demás se resiente. Tengo interés en calmar mis nervios
porque, en este momento, tengo la sensación de tener un “nudo en los
nervios”. Tomo consciencia de mi confusión interior y de mi dolor (tanto
interiores como exteriores) frente a la o las direcciones de mi vida, aquí y
ahora. Este dolor resulta frecuentemente de mi obstinación a querer
agarrarme a viejas ideas en vez de abrirme al cambio y a la novedad. Esta
situación es frecuente en la mujer embarazada que vive una confusión interior
y un dolor referente a la dirección ahora tomada en su vida: dudas, temores e
inquietudes pueden aflorar. No debo juzgarme, sino aceptarme tal como
soy. Acepto que la fuente de mi verdadera seguridad está en mí y no en
los bienes que poseo. Suelto y hago confianza en el universo, porque es
abundancia para todos en todos los planos: físico, mental y espiritual.
Haciendo confianza al universo, hago confianza a la vida. Elijo aceptar la
flexibilidad, descubro la verdadera riqueza, la que tengo en mi interior. El
verdadero valor de un ser se mide a su nobleza de alma. Acepto mis
límites, tomo consciencia de mis temores, los integro. Decido adelantar en la
vida, me dejo guiar en toda seguridad por mi bien más grande.